lunes, abril 14, 2014

Bailando sólo

Escuchas esa canción, una y otra vez te recuerda a algo o alguien, mueves los dedos los chasqueas discretamente, tu pie debajo de la mesa ya lleva el ritmo. Te descubres bailando sólo en la pista del lugar, en el bar, en tu sala o en tu dormitorio, no puedes parar te invade, comienzas a cantar tímidamente, después a todo  pulmón ya nada más importa, sólo tú y la canción, se fusionan ahora son uno…
La canción que te recuerda a una persona, te inspira a escribir, tu pluma favorita tan suave, con la que amas escribir, porque sí, aún te gusta escribir con tinta y papel , revisas tu cuaderno de notas, te sorprendes con lo que escribías al azar, recordar momentos en los que eras feliz. Revisas tu viejo cuaderno de literatura, lo emocionante que era, la inocencia de tus ensayos,lees los borradores de las cartas de amor que has hecho y recordar lo feliz que estabas y de nuevo se escucha esa canción , siempre piensas en ella , siempre la escuchas, siempre la vez. ¿La música no es para momentos?  ¿es para estados de ánimos?, ¿para personas o lugares? Sí la música es para momentos, una imagen, un lugar, una persona…es es un momento tan grabado en ti, aferrado en tu memoria, en tu corazón…tan efímero para alguien más, un recuerdo tan pequeño tan sutil que ya no brilla, es sólo una imagen borrosa que ya no quiere llevar nuevamente a su cabeza.
Vuelves a bailar, bailas bajo la luna, te gusta la oscuridad , eres una persona de la noche, te gustan las personas nocturnas, te gusta la luna, la vez por horas te inspira, hay algo mágico en ella, bailas con ella como el hombre lo ha hecho desde el principio de los tiempos…pero bailas sólo.
Bailas con las marcas de tinta en tu piel, que simbolizan una marca en tu corazón que no se puede ver, levantas los brazos, aplaudes, ves tu reflejo, ves tu sombra, te retan, te siguen, te guían.